El interés y la energía con la que los voluntarios se enfrentan al trabajo arqueológico es encomiable. Bien temprano y conocedores de la mecánica de una excavación, los voluntarios han colocado las lonas protectoras del sol y se han embadurnado con sus casi obligatorias cremas protectoras solares.

            

Comenzamos a definir los muros que documentamos en el sondeo 26B y comprobamos como, evidentemente, las estructuras más modernas, se adosan a las más antiguas, explicando así un proceso de reutilización de restos muebles de época romana en fase posteriores de fase califal. Los procesos de reocupación son una constante en cualquier época histórica.

           

El ritmo de la excavación es el deseado y comienzan a acopiarse los materiales arqueológicos tras su extracción. Tan importante es la recuperación de los materiales arqueológicos como su trabajo posterior de laboratorio. Cada jornada y cuando el cansancio se hace patente al final de la mañana, se lleva a cabo la limpieza de cerámicas, su clasificación y embolsado y organización en cajas…para satisfacción de los voluntarios…

           

Por suerte este año, para la tranquilidad de los arqueólogos, toda la organización de los materiales se lleva al día.

A última hora de la mañana hemos tenido la visita de nuestro compañero y amigo arqueólogo Juan Nicás, vocal representante de Jaén en la sección de arqueológica, del Colegio de Arqueólogos, que se ha interesado por los avances de la excavación. Nos ha expresado con grata sorpresa la ejecución de los trabajos de conservación y puesta en valor de los restos arqueológicos.

Desde aquí agradecemos su visita, así como la de cualquier ciudadano que desee conocer de primera mano el trabajo que realizamos.